Ya sea un modelo sencillo o más avanzado, el NAS es un dispositivo de moda. Básicamente podríamos decir que es un disco duro que conectamos a la red de casa o empresa para compartir su contenido.
Dentro de las múltiples funcionalidades de un NAS, las que más interesan al poseedor de un disco duro multimedia son la de servidor multimedia y gestor de descargas.
NAS proviene de network-area storage, que viene a significar algo así como almacenamiento en red. Es precisamente ésta la característica que diferencia a un NAS de cualquier otro dispositivo de almacenamiento, la interfaz de conexión es la red local, generalmente Ethernet o cable de red RJ45.
Esto implica que los NAS suelen ir conectados a un router, con el incremento de velocidad que ésto supone.
Algo que los NAS ofrecen de una forma muy sencilla es la posibilidad de compartir información en una red local, generalmente mediante una unidad de red accesible a través de cualquier ordenador. Ésto puede ser de gran utilidad, por ejemplo, para una pequeña oficina en donde se quiere tener un pequeño servidor de datos, todo centralizado, con cierta velocidad y sin requerir conectar un dispositivo cada vez que queramos guardar o cargar algo. Por supuesto requerirá una instalación previa, pero suele un proceso bastante sencillo.